ESPEJISMO
Ni bien puse los pies en la vereda, principio del resto del mundo, divisé una silueta, casi a 80 metros. -A ese hombre lo conozco, me dije. Hoy lo soñé, en la hora gris, cuando se junta la última sombra con el destello del alba. Sus ojos me hablaban, su cuerpo me invitaba a ser uno, pero me desperté y todo se desdibujó. Durante el desayuno traté de retener sensaciones. Fue difícil, todo se vuelve nube cambiante y al final no queda nada. Di unos pasos y me acomodé el cabello. -¿Será posible, cómo sabe que vivo en este barrio? Me mudé hace un mes. Mi corazón comenzó a acelerarse. -Si, es su porte, su andar firme, su curiosidad por todo. Está observando lo que lo rodea, buscándome, continué, contestándome a mi misma. ¿Qué voy a decirle, después de tres años? Hola. Él se hará cargo del resto. Está acostumbrado a negociar, a convencer, encontrará la manera de que todo parezca natural. Faltan 20 metros y ya me imagino respirando su piel, cuando lo salude con un beso. Está m