El Tímido
No quiero llamar la atención, pero
cuando me vuelvo dorado, el viento comienza a desnudarme, la lluvia
deshace mi ropaje dejándome expuesto. Pronto sólo quedaran mis
brazos alzados al cielo, vacíos, inmóviles, con el frío mordiendo
mi corteza. Sin nidos, sin sombra, sólo arañas tejiendo sus trampas
con hilo plateado.
Comentarios
Publicar un comentario