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Mostrando entradas de enero, 2018

TODA LA MEMORIA

Epílogo sobre las memorias de mi padre, en su libro “La pasión del águila” completamente de su autoría. Heredé el amor a las letras tan tarde como él. OMNIS RERUM MEMORIAE o TODA LA MEMORIA Cuando añado leña a la chimenea de los inviernos, para que las llamas eleven alto y claro su resplandor, me imagino en el pasado, aserrando troncos de aquellos pinos y abetos que vigilaron mi pasar de perseguido en Siberia y Checoslovaquia. Todas las alboradas, no signadas ya por la estridencia de la guerra, me ven alistar la bandeja del desayuno, mientras el día se estira perezosamente detrás de la ventana del dormitorio, tal como ocurriera en Kassel hace tantos años. Para la vejez, que sin amenazas se aproxima, sigo fabricando imaginarios muñecos de nieve que se derriten sin prisa delante del fuego. Ese fuego que quizás libere algo del humo de Varsovia, cuando la ciudad se iba abra

FUEGOS

Fuegos rojos de ocasos encendidos, o de vinos en toneles escondidos. Fuegos dorados de licor de limones, o de mañanas sorprendidas por aromos dulzones. Fuegos azules de resplandor de hogueras, o de lagos calmos al pie de arbóreas laderas. Todos me atraviesan, me recorren, me inmovilizan cuando en el vano de la puerta tu sonrisa te precede y el aire se electrifica.

DETRÁS DEL VIDRIO

Algunos creen saber, presienten, intuyen, pero no tienen la certeza. Se les antoja que vivo en otra dimensión, que respiro otro aire, que rio sin que entiendan el motivo, que me escondo detrás de los paisajes. Cuando me quedo absorta, mirando las gotas del ventanal, que con las horas se van masificando, escurriendo en rios y evaporando, se extrañan por mis silencios, se preguntan dónde estoy, porqué no grito, no golpeo, no desautorizo, no hablo, pero no tienen la certeza. Yo soy de acá y de allá. Allá es, encaje en las ramas, colores en el ocaso, masajes en los pies. Allá es la niebla que tapa las luces, la liebre sorprendida que se olvidó de correr, los pequeños en sus bicicletas, mi hija que saca la tarta del horno. Allá es la fila interminable de aves, que nadan sin ningún estilo, cuando me pierdo en la inmensidad. ¿Hacia donde van? Hacia el calor, hacia el alimento en las plazas, en los jardines, en el campo generoso. Allá es donde amo, porque sí, porque p

ESTIO

Estío, voz literaria que significa verano y con ello, todo lo cálido, húmedo, maduro, selvático, apasionado. Arroyo, mar, sierras, insectos, loros, gaviotas, siestas, caminos de tierra, besos, sol ominoso, sed de agua potable, colchones bajo el sauce, perros dormidos, olores indeseables arrastrados por la lluvia que limpia y también inunda y también pudre y es parte de la vida.

CITAS

Lo único que quería, era hacerme viejo a su lado, ver su rostro al despertar todas las mañanas, ver su rostro un instante, antes de dormirme cada noche, y morir antes que ella. Almudena Grandes Lo veo apoyado contra el frio cuerpo de una farola. La niebla baja y se traga la luz que apenas lo ilumina. Lo muestra gris, opaco, violento, defendiendo ocasos desteñidos, Sólo sus manos parecen pájaros, capaces de espantar el dolor. Quisiera que me toquen, pero la muerte me encontró primero. Ana Rivera Te sientas a mis pies, olvidada tu bebida, en la mesita pequeña. Y yo te toco el pelo, lo enredo en mis dedos y toco tus pensamientos, sonriendo porque en

LA DESPEDIDA

Me trajeron una planta de arándanos, muy pequeña, con varias hojas también pequeñas. Le agregué abono orgánico, todos los días agua. Me regaló tres flores violáceas que se convertirían en frutos. Me fui enamorando desde el primer día. La imaginaba un arbusto verde, extendiéndose hacia el sol. La veía llena de flores y más tarde sus frutos en mi boca. La calidez del verano le fue quitando su escaso follaje, perdió las flores y esperó el final. En ese tiempo germinó una semilla perdida, no deseada, no esperada, de futuros zapallos. Las hojas se extendieron por la tierra, eran grandes, agradecían la luz. Los tallos treparon por un caño de luz abandonado. Con sus zarcillos enredaron mi melancolía, regalándome una flor amarilla y después otra y otra. Apenas las miré, desolada por la pérdida de mi primer amor.

EL INFANTE

Me emociona el infante parado en la arena húmeda de la orilla del mar, cuando se queda inmóvil, frente a la inmensidad del agua que le acaricia los pies, esperando con los ojos muy abiertos, que se retire, que no lo apabulle. Él no tiene miedo, o quizás un poco, pero escondido debajo de ese gorro azul, que lo hace parecer más grande. 

EL NIÑO

Toda la semana se arremolinaron nubes blancas: llegaban de a dos, de a tres, con formas fantasiosas y se iban fundiendo en una gran masa compacta que tapaba el sol y daba respiro a una tierra reseca que clamaba por agua. Después, el viento las dispersaba y desaparecían, quedando sólo el azul celeste, rota la promesa del alivio esperado. Sin embargo, aunque escondidas, quizás sobre el mar, se compactaban y volvían más densas. Al quinto día comenzó la actividad eléctrica, las capas estaban saturadas y se disparaban relámpagos que las atravesaban, iluminando una imagen del infierno. Cada tanto un rayo caía sobre la tierra cuarteada, chamuscando la hierba rala, o quemando ramas al azar. En poco tiempo, el cielo fue una masa gris, al principio revuelta y con diferentes matices, y después cerrada, del color del plomo y pesada como éste. La masa no aguantaría más su contenido, unos goterones fueron cayendo, avisando a los desprevenidos que buscaran refugio; después siguió un granizo y

LA COSTA EN VERANO

Cuando la temperatura supera los 30*, los perros sin dueño, cavan en la tierra arenosa, debajo de un árbol o contra una cerca, y se dejan caer en ese espacio, fresco para ellos, sin realizar movimiento alguno. Los que se enteraron que existe el mar, son afortunados, entran y salen del agua, corriendo detrás de pelotas de cualquier tamaño. Los que tiene acceso a un patio, se desparraman, sobre las baldosas a la sombra, y no hay gato ni paloma, que los haga cambiar de posición. Estoy viendo a uno, mientras tomo agua y tampoco me muevo.

LA MOCHILA

M e desperté. La habitación estaba a oscuras. M e levanté y descalzo fui hasta la ventana. Empuje los postigos y la luz inundó el espacio gris. Miré el reloj: otra vez el mediodía y yo desaprovechando tantas horas. Me gustaba leer a la noche, en el silencio de la casa y fuera de las miradas de mis padres. Yo podía ser como los demás y lo había demostrado. Tenía mi certificado de haber completado las materias de la Licenciatura en Fisicoquímica. ¿Por qué esa carrera tan difícil, según algunos de mis conocidos? Porque era lo que me gustaba, lo que daba respuesta a mis inquietudes. Cuando me interesó la fotografía, encontré un amigo que me involucró en ese mundo de luz y sombra. Me enseñó cómo se revelaba en blanco y negro. El secreto era usar buenas drogas y controlar los tiempos. Yo atesoraba rostros, paisajes, piezas inmóviles, pájaros. Sabía que llegaría el día en que sólo distinguiría contornos apenas coloreados y también otro en que todo sería n sombras oscuras, pero era joven

INSTANTÁNEAS

Una hoja atrapada en la red de la araña, envejeciendo sin opción. Pedazos de espejo rotos, reflejando imágenes de personas, que van al infinito, pero el rompecabezas no se puede armar, siempre faltará un dedo. ¿Qué soñarán, los recolectores de ramas cortadas y bolsas con la poda de los jardines, con el pasto de frentes y fondos? Sus manos son ásperas, sus rostros curtidos. Levantan naturaleza muerta, para que la otra, viva. Soñarán con bosques que se alimentarán de su trabajo. Un hombre de mediana edad ha transportado a los fondos de una casa, varios pallets de ladrillos, atajándolos desde la plataforma del camión y llevándolos en carretilla. Cada algunos viajes se toma un mate. El fin de semana comprará leche y fruta para sus hijos. No sabe de caídas de mercados, de bandas de jazz, de zapatos italianos. Sólo sabe que amanece más temprano.