¿Sirve?

Para parar los pensamientos que zumban como las abejas en una colmena... ¿sirve?

Delinear el contorno de las hojas rojas, encandilarse con las pequeñas verdes y doradas, sorprenderse por la cantidad de racimos de flores blancas que pueden cubrir un árbol.

Tirarse por una calle empinada con un cochecito y su ocupante, escuchando los gorjeos de su edad.

Describir las razas de los perros, que acompañan dócilmente al paseador.

Cortar la lechuga con la mano, separando las fibras gruesas.

Espiar todos los días al olmo pelado y descubrir los primeros brotes. Meterse debajo de la corteza y subir con la savia, como en un ascensor, hasta la rama más alta y desde allí, crecer con la hoja, reflejar el sol de la tarde y volverse negra con la noche.

Sentir la sonrisa, en el saludo de un amigo, que se desparrama hasta el último cabello.


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