Cambio climático
2 de noviembre de 2016
En los
últimos días, Clara escuchó varias veces las dos palabras que
daban explicación a lo que estaba pasando: cambio climático, clima
subtropical. Eso que se iba a producir por el agujero de ozono, la
tala de bosques, el deshielo de los polos, el aumento gradual de la
temperatura, no eran publicaciones de estudiosos sino, una realidad
tangible.
¿Cuándo,
en una semana, en la Costa, durante cuatro días, no se podía salir
a la calle, por el viento y la lluvia? Hoy, se iba a perder la
segunda clase de Cocina Saludable. Sólo se estaban bañando los
perros vagabundos, además de ladrar y saltar para sacarse el frío.
Las calles asfaltadas del Centro, desbordaban en las veredas, los
negocios no tenían ventas, los autos de alquiler estaban guardados
en garajes, no podían permitirse la mojadura de los asientos. Se
volvían a encender las estufas y a preparar comidas de olla: al
tomate, la lechuga y los pepinos no se los podía calentar.
Para
tener más opciones, Clara puso a remojar un puñado de garbanzos, es
lo bueno de éstas legumbres que duermen de un año al otro y cuando
uno las necesita, las tiene.
La radio
estaba encendida. En la Costa se escucha más horas de música. Los
temas son variados, folclóricos, melódicos, rock, jazz, pero no
solo de ahora, también de tiempos pasados. A los jóvenes de la
tercera edad como Clara, le traían reminiscencias agradables.
Escuchó un comentario que la dejó pensando, mientras picaba la
cebolla.
Era sobre
un tema melódico, cantado por Chabela Vargas, y seguramente muchos
más. Un clásico: “Tu me acostumbraste”.
La letra
decía algo así: “Tu me acostumbraste a todas esas cosas, y tu me
enseñaste que son maravillosas”...”Yo no concebía, cómo se
quería, en tu mundo raro...”
La
observación era, que se había escrito, para un ámbito homosexual.
Cuántas
cosas guardadas debajo de la alfombra, en tiempos de intolerancia,
que ahora salían a la luz, porque ese sentimiento de atracción
cuando se instala es igual para hombres y mujeres, no importando el
tipo de par.
Sal,
pimienta, especias mezcladas en un tubo de ensayo, como envase, vino
tinto, mirado con recelo por su Media, que seguramente prefería
tomárselo al natural y no tratar de catarlo en la salsa.
Mientras
Clara revolvía la carne con sus aderezos, se acordó: Ayer, día de
los muertos, hoy de los Santos inocentes. Dos días en que se
visitaba a los ancestros, el que los tenía. Dos días de venta
masiva de flores, de tumulto en los cementerios.
En Buenos
Aires, todo eso se perdió. A Clara le gustaría que si alguién pasa
por Chacarita, le cuente.
Comentarios
Publicar un comentario