Lunes

31 de octubre de 2016

Clara se despertó como si hubiera dormido un plus. Todavía estaba oscuro. Encendió la lámpara del velador y miró el reloj: 08:30. Era hora de arrancar. Levantó la persiana y se encontró con un panorama gris plomo oscuro.
-Ah, primavera, cuando te encuentre, te cuelgo de los pies un rato, se dijo.
- Ayer, 26*, cielo despejado. Un lujo para empezar a darle color a éstas, mis piernas blancas, con manchitas café y venitas violeta, siguió divagando. Ayer fue un día productivo, un día donde pude apreciar mi trabajo. Hoy tendré que cocinar.
Bordeadora y palita asesina, pantalón corto y musculosa, ayer, estuvo limpiando algunos metros cuadrados del fondo, desbordado por la naturaleza. La bolsa negra de consorcio, estaba casi llena de los despojos de los invasores.
Lo positivo de hoy es que no habría que regar.
Abrió uno de los cajones de la cómoda y sacó con dificultad una remera de mangas largas, casi nueva, porque siempre la volvía a guardar. Se la iba a poner, aunque fuera toda rayada en blanco y negro, de arriba a abajo y las mangas también. Se la habían regalado con amor y el algodón era suave. Un chaleco, de polar liso, neutralizaría la situación.
Los objetos de las cajas de la mudanza estaban todos ubicados, aunque con el tiempo habría que reubicarlos o darlos, porque los cajones no cerraban, los armarios estaban hasta el tope, las frazadas necesitaban su lugar, los adornos se caían de las repisas.
Eran dos casa en una. Estaba bien tener dos pelapapas, 6 cuchillos, pero 24 cucharas, tenedores y cuchillos sin contar los adicionales que no correspondían, al juego, dos mesas, doce sillas, ocho sillones. Se había planificado un galpón, un quincho y un jardín de invierno, pero las donaciones eran imprescindibles.
Clara estuvo conversando con los responsables de un Centro comunal, que atendía la zona y daba respuestas a las personas mas necesitadas.
Hoy habían pasado a retirar tres cajas grandes. Quedaba el lavarropas manual, que también estaba ubicado.
Hoy tenía su primer clase de Cocina Saludable, en el Centro, pero los rayos y truenos y un aguacero importante, la hicieron desistir. Comenzaría el próximo miércoles. La calle era un rio que corría hacia el mar.
Se acordó de un video que le habían mandado al celular, a media mañana.
La situación presentaba a una mujer de mediana edad, en el asiento del conductor, con el instructor de manejo al lado. Era evidente, una clase o la primera clase de aprendizaje.
Se escuchaba la voz del maestro y se veía una cara muy concentrada de la mujer.
-Este es el punto muerto, le indicaba, y ésta es la posición de primera.
-Ponga primera y salga despacito, muy despacito.
La mujer parecía desorientada, no sabía que había hecho mal. Dejó el volante, abrió la puerta con cautela y se deslizó muy despacito fuera del rodado.

Me reí un rato, es que nosotras las mujeres, cuando estamos aprendiendo y no tenemos la menor idea de que va la cosa, hacemos caso o no?

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