Viento

27 de octubre de 2016

Sigue el condenado viento. Se cree el dueño del mundo. Por un rato lo es. ¿Quién lo para? El pronóstico dice que a la tarde...mientras tanto, lo que ve Clara son cientos de hojas del tilo en el piso y algunas bolsas de plástico, algunos envoltorios de caramelos y la puerta cerrada de golpe en sus narices. Otro día de pelusa en los cristales.
Leyó en las noticias que sopla a 56 km por hora. La radio emite fritura. La emisora está a una cuadra de la playa. ¿Seguirá con techo? Porque los cables deben estar danzando igual que las cobras bajo el influjo de la música. Pensar que las cobras viven en lugares calentitos, bajo un sol que abrasa. Clara abrió el cajón de los conjuntos de playa y lo volvió a cerrar. Descolgó un abrigo de algodón y se lo puso. A pesar de la estufa a gas en la cocina comedor, tenía que evitar ciertos meridianos que coincidían con las generosas ventilaciones en la pared, que había impuesto la compañía, de Gas.
-A no quejarse, se dijo. En el verano, entrará una brisa...caliente.
Recordó que una amiga tiene una hija viviendo en Rio Grande. Allá se deben atar para salir de la casa, pensó, o usar botas con plataforma de plomo. Clara consultó el pronóstico: sólo 35 km por hora y 9 grados. Acá detrás de los vidrios 12 grados y adentro en el termómetro que su Media anaranjada colgó de un clavito, 22.
Las suposiciones no son una ciencia exacta. El aquí y ahora es lo que hay.

En su último paseo por la playa, para bajar el colesterol, conseguir la panza chata y mejorar la circulación (los médicos son insoportables) y además llegar a la Rotisería y retirar, previo pago, la vianda para el almuerzo del domingo, se cruzaron, Clara y su Media, con muchos perros felices, entrando y saliendo del agua y vieron, como un regalo, un lobo marino, de poca edad por el tamaño, muy fotografiado, encallado a pocos metros de la orilla. Las olas lo salpicaban y lo mantenían salado, pero ¿qué iba a comer el aventurero que se había alejado de su colonia? Si lo había hecho para zafar del olor de sus congéneres, estaba justificado. Nada como el aire marino de Mar de Ajó, por unas horas, ya que Prefectura se encargaría de removerlo al mar.

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