EL INFANTE



Me emociona el infante parado en la arena húmeda de la orilla del mar, cuando se queda inmóvil, frente a la inmensidad del agua que le acaricia los pies, esperando con los ojos muy abiertos, que se retire, que no lo apabulle. Él no tiene miedo, o quizás un poco, pero escondido debajo de ese gorro azul, que lo hace parecer más grande. 

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