TARDE DE SEMANA



Son las cuatro de la tarde. Terminó la jornada. Ellos salen despreocupados, pero atentos al 

descender los escalones hasta la vereda ancha. Atentos a los brazos levantados, 

reclamando pertenencia. Fausto se acerca. Sigue el beso correcto y la entrega de equipaje.

Escucha su nombre a unos metros. Gira y en un impulso inesperado corre hacia Julia, para 

una despedida más. Las sonrisas salen por los poros. Se abrazan, en esa atracción fatal 

imposible de controlar a su edad...de tres años.


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